¿... ?

Se acercó hasta mi mirándome fijamente con unos ojos iluminados que poseían una mirada trascendental, tal como si alcanzaran a contemplar el más allá.

-¿No te acuerdas de mi?

-No. Creo que me confundes con otro.

-No importa, yo era casi una niña. Ya hace mucho. Tu me ayudaste entonces con la silla de ruedas y no puedo olvidarlo. Sé que te vas a poner bien porque estoy rezando mucho por ti. Me alegro muchísimo de verte.

Me dió dos besos, me apretó muy fuerte la mano y se fue del bar de la estación, caminando por su propio pie, por que no era una invalida.

Y yo que no me acuerdo de ella por más que pienso...