jueves, octubre 19, 2006

Alfiles...




En este blog hay un texto de Esther, se llama "La vieja estación", y desde el momento en que yo lo incluí aquí, se da por sentada mi opinión sobre él.


Esther...la de Valencia con "P" (al reves te lo digo para que lo entiendas), me pide que le rescate dos relatos de la comunidad de internet en la que rondamos, y que ahora deben tener como unos dos años de edad. Son dos alfiles: uno rojo y uno verde. Uno lo escribió Esther, el otro yo mismo. Aquí no digo de quién es cada cúal. Lo dejo a la imaginación del lector.




EL ALFIL ROJO
Y él la esperaba....hoy se lo propondría, estaba seguro que ella aceptaría, lo notaba en su forma de tratarle, nunca tardaba en contestarle, incluso cuando su jefe pululaba cerca, ella se las arreglaba para no quedarse muda......la admiraba por ello, él era mucho más torpe para hacer varias cosas a la vez por este medio.

Recordaba como la otra noche habían imaginado su encuentro, cómo rieron. Cuando incluso en su ensayo nada de lo que habían previsto decirse se cumplía por los nervios de verse a cara a cara...... y soñaron.... por todo ello y porque él lo había vivido intensamente y deseaba con todas sus fuerzas que fuera real, hoy iba a echar los restos.

Conocía muy bien sus horarios. Así que intentaba dejar sus asuntos laborales cotidianos hechos para dedicarle el mayor tiempo posible.... la reunión diaria con el resto del personal, las fotocopias que le gustaba hacer él mismo, sus indicaciones al conserje con el que mantenía una muy buena relación y sus "peleas" de lunes echándose en cara su rivalidad futbolística:

-¡Qué "potra" tuvísteis, so mamón! ¡en el último minuto! " anda que vosotros, ¿qué me dices de vuestro gol en fuera de juego?" "siempre os echan una manita los árbitros, -¿cuánto dedicáis de vuestro presupuesto galáctico a los árbitros?" ....

Alguna sorpresa le había dado algún día encontrándose a la vuelta un par de mensajes "hola, hoy estoy en casa, no me encuentro bien". Le daba rabia porque hubiera querido animarla y aconsejarla para que se recuperara cuanto antes. Aunque lo solucionaba con un mail y un sms, haciéndole ver que lo había leído cuando sus quehaceres le habían dejado un minuto libre.

Era consciente que se le estaba yendo de las manos, pero había entrado en su vida como un torbellino, tan arrebatadora, tan espontánea, que apenas si le había dado tiempo a reaccionar. Quien le iba a decir a él que iba a turbar su vida de esa forma, cuando aquel día decidió hablar con ella en privado desde la sala de chat que él frecuentaba y a la que accedió por un amigo. En realidad, al principio a él le llamaba la atención otro nick, su amigo le había comentado que era una chica estupenda y que seguro que congeniarían porque tenían muchas cosas en común, pero nunca tenía suerte con ella, o bien le decía que estaba ocupada, o que saliera a la sala porque a ella no le gustaban muchos los privados, así que anduvo echando un vistazo a la lista y se topó con ella.

Ese día le pilló de gracioso y aún se sonríe cuando recuerda su entrada. "perdona, esto es para una encuesta de msn, me llamo Ricardo y mi número de personal de msn es tal y tal".......antes de dejarle continuar, la respuesta de ella no se dejó esperar. " Bien, si voy a hablar con alguien de msn primero tendrás que escuchar mis quejas.... estoy hasta las narices que msn no me conteste a los tropecientos emails que les he mandado por un problema que tengo...... en cuanto tengas una respuesta sobre lo mío, participaré en tu encuesta gustosamente" cerrándolo con un guiño y una carita sacándole la lengua....no esperaba esta contestación y se quedó mudo por segundos, pero como tenía recursos salió del paso muy airoso. Acabaron su primer día sabiendo muchas cosas uno del otro, y quedaron para otro día.

Ya eran más de dos meses de relación cibernética y si bien al principio sólo hablaban en horario laboral, pasaron a conectarse desde casa e incluso algún día vieron amanecer juntos. Él a veces hasta dejó de ir a jugar su partido semanal con su equipo de fútbol sala por estar con ella.

Últimamente sólo pensaba en verla, quería tocarla, sentirla muy cerca y eso le estaba volviendo loco, pero maldita distancia. Aunque él estaba más disponible que ella y ya hubiera podido ir a conocerla, se había mantenido un poco a la expectativa. No quería que ella se sintiera presionada pero estaba convencido que también lo deseaba....

Y seguía esperando..... recordando más detalles, mirando sus fotos, (lástima, pensó, que sólo tenga de cintura para arriba), no importa..... pero qué guapa era, qué expresiva......echaba un vistazo a todo lo que pusiera su nombre, sus escritos, sus bromas....ella no sabía que aún tenía un salvapantallas con su foto...... estaba preciosa..... pero aquel día que le dijo que siempre la tenía delante, ella insistió, hasta casi el enfado, en que la quitara, aunque evidentemente no lo hizo.

Era raro, ya hacía rato que debiera estar conectada, ¡estúpido alfil rojo!, pensó... bueno, imprevistos tenemos todos......me voy a comer.....

Las 6 de la tarde y no cambiaba de color, se estaba empezando a preocupar......un mail..... no contesta......un sms..... nada...... la llamaré......algo ha sucedido......no lo coge.....

Miró rápidamente la agenda de su móvil para dar con el número de Ana.....ella debe saber algo....es su mejor amiga.....

-" Lo siento, Ricardo, no puedo decirte nada, es una decisión que ella debe tomar, de veras que lo siento"
-"Ana, por favor, ¿qué está pasando?"
-" Lo siento"

-Piiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Y ella desde bien temprano, con lágrimas en los ojos, mirando su alfil y con su mano derecha en el ratón para hacer clic, esperando su llamada........ al primer pitido, la envió...... (envío correcto al destinatario).......un sms........ "Ricardo, tienes un mail, un beso"......

.....y sus lágrimas contrastaban con la sonrisa que mostraba en esa foto, con Ana detrás, empujando su silla de ruedas.....





EL ALFIL VERDE

Aparcó el puñetero coche como pudo en una esquina a tres calles de su portal. Aún olía a aquella mierda aquella de colonia masculina cara y seguramente comprada con mal gusto para la ocasión. Se alisó la falda, las medias y lo demás que el intento del salido de turno habían intentado descolocar. Siempre igual, -pensó, sacando las llaves con un gesto rápido y cogiendo el bolso del suelo, -al final lo intentan aunque parezca que no vayan a hacerlo, son todos lo mismo..... Pero, nada de nada, aquella era la primera cita –caviló ahora con una media sonrisa que agitaba el cigarrilo, y besitos, algún toqueteo consentido y nada más, que luego entre ellos se lo cuentan todo y una podría coger la fama y no se trataba de eso.

Alcanzó su rellano y se dio cuenta de que empezaba a hacerse de día. Vió entreabierta la habitación de su hijo y recordó que al mediodía tenía que recogerlo en casa de sus primos.

La cocina estaba llena de cacharros sucios y con la basura de dos días. Se calentó agua en el microondas y se preparó un café instantáneo.

Valoró la posibilidad darse una ducha pero le dió pereza, ya lo haría mañana, a la hora que se despertara. Se sentó en el sofá y se sintió cansada, encendió el televisor y vió que ya habían empezado a emitir noticias, un par de asesinatos, accidentes, cosas de guerras, políticos, y los deportes, lo de siempre, suspiró expulsando magnesio y se dirigió a su habitación bostezando y empezando a liberarse de pendientes, pulseras y otros complementos....

La cama sin hacer, el espejo grande y el ordenador eran el panorama habitual de cada noche.

Antes de salir para ir al trabajo al mediodía de ese largo viernes había estado media hora hablando con él por el messenger. Ya se lo tomaba como una algo inevitable pero necesario para su conservación y supervivencia, como maquillarse, ir a baño o quitar el polvo de vez en cuando. Alguna vez lo podía necesitar de nuevo, afirmó mirándose en el espejo el gesto de se cabeza que asentía. Bueno, era esa precisamente la clave de muchas cosas. Antes por la mañana había leido sus dos correos nocturnos, en uno había sus lamentos habituales sobre su vida y en el otro algo alegre. No los borró, pero tampoco los acabó de leer...como casi todos los días hacía con sus profusa correspondencia.
Empezó a conversar con él distraídamente. El ponía largas reflexiones y la halagaba, le hablaba de si mismo, de ella y de su futuro juntos. Las veces que miraba la pantalla de reojo al tiempo que hablaba por el celular, le contestaba con las apostillas de siempre...


-si, cariño....

-a mi también me sucede exactamente lo mismo contigo, ....

-no, yo tampoco lo puedo evitar, pero dame algo más de tiempo...

Mientras se ponía “sin conexión” y apagaba la pantalla para no tener que volver a conectarse más tarde, pero al mismo tiempo poder comprobar que él había estado hora a hora esperándola, apretó los labios, abrió mucho los ojos con la satisfacción del tramite momentáneo cumplido, exhaló profundamente y salió hacía el despacho.

En la oficina estaba Juan Manuel el nuevo fichaje, que le andaba detrás. Seguramente las otras dos le habrían hablado mal de ella, como otras veces, pero sabía que todas esas cosas era capaz de borrarlas de sus sospechas solo con mirarlo y poniéndole su carita de buena niña.


¡ Qué inocentes que eran los hombres ¡

No veían lo evidente o las hormonas les nublaban la mente. Eran tan fácil sacarles todo lo que se podía necesitar de ellos y luego fulminaros con aquello de:


–yo no te dí pie a nada........

-en algún momento creí sentir algo por ti por culpa de tu insistencia.....

-siempre seremos buenos amigos...

En fin... aquella noche la había invitado a cenar y luego al “Tango” y aquel tipo tenía influencias en la central de Madrid porque venía recomendado. Sería cuestión, como otras veces, de sacarle algún secreto poco divulgado de su vida, de darle un poco de cancha, de mentir para él con aquella mirada de admiración que tan bien interpretaba, para luego –quizá con alguna escapada de fin de semana incluida en el programa, a las montañas o a la costa, según la estación-, tirar del anzuelo y obtener los frutos deseados.

Después del baile insinuante empezaron sus confesiones, -aquel era dócil-, luego los besitos y el aliento cercano, conjugando el alcohol con la clorofila urgente. Lo acompaño hasta su casa habiendo completado el tramite.

Ese había sido su día.

Volvió a fijar la vista en el espejo y ya sin maquillaje se notó algo demacrada. Se preguntó cuanto tiempo podría mantener aquel ritmo, sin tener que elegir alguno de ellos para siempre, o al menos para una época larga. Estaba cansada de tener que trabajar y pensaba en sus amigas que ya no lo hacían y las envidiaba. No había acabado de dar aún con el perfil adecuado y completo del candidato. Además como último recurso siempre le quedaba el del otro lado de la pantalla. La miró y vió ahí el alfil verde del contrario con conexión. Seguro que la estaba esperando, lo comprobó y efectivamente, había estado ahí las quince horas que ella había estado fuera, una a una, quizá se había ausentado nerviosamente alguna vez para comer o para otra cosa pero no había ido muy lejos. Otra sonrisa, esta vez apoyando las manos en la mesa frente al teclado, y empezando a acariciar el ratón.

Tenía sueño,

- “le concederé el tiempo de dos cigarrillos” –caviló esta vez.

Movió el cursor y con un clic convirtió su muñequito rojo en verde y humedeciéndose los labios, empezó a teclear:

–“ Que sorpresa, cariño, no me podía dormir y vine a mirar si por casualidad estabas.....”

Cuando vio aparecer en la pantalla un emoticono con un beso no pudo reprimir una sonora carcajada........


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