martes, febrero 28, 2006

LA VIEJA ESTACION


Esther, nuestra amiga valenciana de Valladolid nos habló una vez de una estación. A veces repite eso de no regresar a los lugares donde uno fue feliz, no se si estoy muy de acuerdo. Gracias también Esther.

Alguien me animaba a que me decidiera a volver a visitarla, pero ya he ido y no estaba. Ocurre cuando el tiempo es mucho. La casa en que viví es ahora una foto en el álbum familiar. El parque cambió de cara, los bancos se tiñeron de otro color, el árbol no soporta más el peso de las nuevas ramas y llora. Los niños se hicieron mayores. Y los mayores se hicieron humo. El reloj de la estación se actualizó y perdió sus agujas. Al tren apenas te da tiempo a despedirlo, el vagón de mis juegos se convirtió en chatarra. Sí. Fui y no estaba. Quizá porque el tiempo que pasa desdibuja. Debe ser porque la que volvió no es la misma que se fue. Queda el recuerdo, que no me frena, pero que de vez en cuando toca el timbre y le abro.

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