sábado, febrero 25, 2006

UNA MAÑANA


.Esegé,
desde
la Patagonia,
nos deja
este regalo.
Gracias Silvia.


Es un triangulito rodeado de casas, un triangulito con arena dorada y árboles y mucho césped. Una placita con forma de triangulito. Tiene hamacas y sube y bajas, ahhh y también un pasamanos (así le llaman los chicos a esa estructura con barras de donde se cuelgan).

Ahí llegamos esta mañana Renata y yo.

Sólo estaban un par de palomas enredadas en no sé que baile y el sol, un sol amable, cariñosamente tibio.

Fuimos las dos hasta las hamacas y dale que dale. Dos ojitos azules deslumbrados,tan azules como ese cielo que parecía pintado con crayones, tan azul que su transparencia lo tornaba aprehensible.

A poco...cruza otra niñita

- Hamácame

Vaya! otras piernecitas apuntando al cielo, otra carita sonriente y la facilidad de los niños para relacionarse

-¿Cómo se llama?

-Renata

-Y vos?

-Soy la Abu. Lo dije conciente de mi importancia de abuela hamacadora en una bellísima mañana de verano.

A lo lejos los álamos y los pinos apenas se mecían con una suerte de benevolencia.

En los jardines de las sencillas y cómodas viviendas que daban a la plaza, los abuelos charlaban bajo un techo de parras. Pasaba un joven saludando:

- Buen día don Juan Parra

Y el abuelo aludido levantaba la vista del mate y agitaba la mano.

Hoy, esta mañana, gocé de la utopía de un mundo bueno. Hoy pedí prestados ojos de niños y pude ver todo como antes, vi los juegos rojos, verdes y amarillos...

Con Renata encontramos un gatito y lo devolvimos a una señora que nos sonrió
Mi niña hizo su primer pirueta en esas barras, mirándome triunfal. Obviamente la abu aplaudía, mientras otra chiquita me gritaba: Mirame, mirame! y por supuesto también fue aplaudida.

Volvimos felices por las veredas sombreadas y llenas de flores, con las mejillas encendidas y la risa fácil.

Hoy, esta mañana me fue concedida la gracia de pensar que todo puede ser bueno y mejor.
esegé

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