¡ Puag !
-(¡Puag! Este café tiene la leche agria.)
Miro al cliente que está a mi izquierda en la barra; le han servido antes que a mi y no parece haber notado nada. ¡igual era un café sólo!
- Perdona, me podrías cambiar este cortado. Creo que la leche no esta buena.
- ¡uy, que raro!, llevo un rato con el cartón y nadie ha dicho nada. ¿el tuyo como está?
- Pués si que debe estar cortada. Algo raro le estaba notando . . .
- (¡Anda, no era un café sólo. Que tio más duro!)
- Si, a los nuestros también les pasa.
Me doy la vuelta para ver a tres mujeres con sus tazas en la mano. Recuerdo haberlas visto al entrar, hablando animadamente y dando vueltas a sus cafés con leche en acompasado concierto. (¿y qué más las dará? si lo que querrían era una horita de cháchara y comerse el bombón con cara de arrepentimiento).
No tengo arreglo; ¡a la que me descuido monto un piquete!
¡Jodida vaca! Menos mal que la última movida del barrio me pilló trabajando.
La camarera ha resuelto sus dudas y está preparando nuevos cafés; abre un nuevo cartón de leche.
- Nunca me había pasado. Es de la "Lechera Asturiana". Espero que esta esté bien.
- Todas las vacas no van a tener tan mala leche.
No consigo interpretar la sonrisa que me dedica. Mejor me quedo callado.
La tres amigas han vuelto a sentarse; cuchichean: ". . . yo me había dado cuenta, pero me daba corte decir nada", y las otras dos asienten entre risas. El otro individuo dice algo y me rio discretamente; no lo he entendido pero por su expresión creo que era alguna "gracia".
Salgo del local pensando en lo tontos que podemos llegar a ser con tanto "por no molestar". Me vienea la mente "Emilio o la educación" aunque no se que tendrá que ver con todo esto.
Viccil
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